Jürgen Klopp es uno de los mejores entrenadores del mundo por su conocimiento táctico y la intensidad que son capaces de mantener sus equipos durante la mayor parte de los partidos, pero estas no son las únicas razones. El alemán es especial porque tiene un poder de ojeador innato, detecta de inmediato a los jugadores prometedores que se pueden transformar en cracks mundiales. Una de sus apuestas a futuro es Curtis Jones, un canterano que ya se presentó en Anfield con gol incluido.
Curtis Jones es de esos jugadores nacidos para jugar al fútbol. Nació en Toxteth, un área céntrica de Liverpool. Principalmente jugaba en la calle de manera informal con amigos, cuenta que le gustaba salir del colegio en las tardes y saltar vallas para entrar a las canchas.
Curtis empezó a entrenar en las juveniles del Liverpool por el apoyo de su madre para llevarlo a los entrenamientos haciendo un gran esfuerzo. Pasando por las inferiores, demostraba calidad y una valentía propia de un joven que ha tenido rodaje en un ambiente sin privilegios.
Un momento que cambió para bien su carrera fue el encuentro con Steven Gerrard en el Liverpool Sub-18. Ser dirigido por la leyenda de los Reds le permitió perfeccionar detalles en su juego. Su personalidad y técnica le ayudó a que Klopp notara su talento y empezara a darle rodaje en los partidos de las copas inglesas. El sueño se cumplió al máximo cuando Curtis Jones hizo un verdadero golazo en el clásico de Merseyside para dar la clasificación.
Curtis Jones es el jugar de la gente
Sus raíces hacen que los aficionados se sientan identificados con Curtis, quien puede jugar en cualquier posición del frente de ataque, aunque Jürgen Klopp lo ubica con mayor cercanía en cuanto a estilo de Adam Lallana que de Sadio Mané.
Curtis Jones explicó el porqué de la afinidad de los aficionados con él: «Crecer en Toxteth me hizo ser el futbolista que soy: valiente, con confianza y sabiendo lo que debo hacer. Vengo de donde vienen muchos aficionados y ellos se alegran por mí». El Liverpool tiene a un crack en potencia que ya se asoma ante la mirada atenta de los grandes.